Ser parte de una verdadera ciudadanía, no se reduce en obtener una mayoría de edad y tener un modo honesto de vivir aún si esos son los únicos requisitos establecidos en la ley. La ciudadanía debe apostarle a la participación y a la incidencia para poder hacer escuchar las verdaderas necesidades y demandas de las personas, por ello es necesaria la construcción de agendas feministas y la organización para poder generar cambios en la vida de las mujeres.